miércoles, 24 de diciembre de 2014

Pablo; él como algunos otros...

Se volvió loco entre tanto estímulo.

Ya no podía discernir qué es verdad y que mentira.

Cualquier afirmación coherente dentro de un sistema de pensamiento lo consideraba lógico.

Tenía que empezar de cero. No podía vivir más en este gran relativismo.

Una cosa era gestionar la realidad lo mejor posible, vivir tirando; y otra era cambiarla, fabricar las mismas gafas para todo el mundo.

Tenía que empezar de cero, fabricar gafas para todos es muy caro; pero más difícil es colocarlas.

Todos tenemos dioptrías. Nadie se salva...

Pablo cogió su abrigo y se marchó, renovó su lucha. Siempre se salvaba por los pelos, porque al final, todos tenemos el deber de vivir.

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